Cuentos para fluir

Nadia



Había una vez una flor que era muy impaciente. Quería crecer rápido y florecer lo antes posible.

La flor veía a las otras flores que ya estaban florecidas y se sentía celosa. Quería ser como ellas, pero no sabía cómo.

Un día, la flor se acercó a una mariposa y le preguntó:

"¿Cómo puedo crecer rápido y florecer?"

La mariposa sonrió y le dijo:

"La paciencia es la clave. Tienes que esperar tu momento."

La flor no se dio por vencida. Se quedó en su lugar y esperó.

Cada día, la flor se levantaba temprano y se preparaba para crecer. Bebía agua del rocío y se exponía al sol.

Poco a poco, la flor empezó a crecer. Sus pétalos se hicieron más grandes y sus colores se hicieron más vivos.

Un día, la flor abrió sus pétalos y floreció. Era una flor hermosa.

La flor estaba muy feliz. Aprendió que la paciencia es la clave para alcanzar las metas.


Este cuento muestra que la paciencia es una virtud importante. La paciencia nos ayuda a esperar nuestro momento y a alcanzar nuestras metas.

La flor era impaciente y quería crecer rápido. Pero, con paciencia, pudo alcanzar su objetivo y florecer.


Consejos para ser paciente


Establece metas a corto plazo. Esto te ayudará a sentir que estás avanzando y que estás cerca de alcanzar tu objetivo.

Divide tus tareas en pasos pequeños. Esto hará que las tareas parezcan menos intimidantes y más fáciles de completar.

Date un descanso. No intentes hacer todo a la vez. Tómate descansos para evitar el agotamiento.

La paciencia es una habilidad que se puede aprender y practicar.


La flor de la atención



Había una vez una niña llamada Lucía que tenía problemas de atención. Lucía era una niña muy inteligente, pero se distraía fácilmente. En clase, le costaba seguir las explicaciones del profesor y terminar sus tareas.

Un día, Lucía estaba caminando por el bosque cuando encontró una flor muy rara. Tenía un aroma muy dulce. Lucía nunca había visto una flor así antes.

Lucía se acercó a la flor y la olió. El aroma era tan intenso que la hizo sentir muy tranquila y concentrada. Lucía se quedó sentada junto a la flor durante un largo rato, disfrutando de su aroma.

Cuando Lucía se levantó, se sintió diferente. Se sentía más concentrada y capaz de prestar atención. Lucía decidió que quería volver a ver la flor de la atención.

Al día siguiente, Lucía volvió al bosque a buscar la flor. La encontró en el mismo lugar, y esta vez se quedó con ella durante toda la mañana. Lucía se sintió muy bien mientras estaba con la flor. Se sentía como si pudiera hacer cualquier cosa.

Empezó a ir al bosque todos los días para visitar la flor de la atención. Con el tiempo, comenzó a notar que su atención mejoraba. Se concentraba mejor en clase y podía terminar sus tareas sin problemas.

Estaba feliz. Sabía que la flor de la atención le había ayudado a mejorar su atención.


Moraleja del cuento.

La atención es una habilidad importante que nos permite aprender, trabajar y disfrutar de la vida. Cuando prestamos atención, podemos concentrarnos en lo que estamos haciendo y evitar distracciones.

La flor de la atención es un símbolo de la atención. La flor representa la calma y la concentración. Cuando estamos tranquilos y concentrados, podemos prestar atención de forma más eficaz.

Podemos entrenar nuestra atención de varias maneras.

Una forma es practicar la meditación. La meditación nos ayuda a centrarnos en el presente y a dejar de lado las distracciones.

Otra forma de entrenar nuestra atención es practicar la concentración. Podemos practicar la concentración concentrando nuestra atención en un objeto, una palabra o una sensación.

Con el tiempo y la práctica, podemos mejorar nuestra atención y disfrutar de los beneficios que esta habilidad nos ofrece.



Fusión


La mujer era una artista de corazón y alma. Siempre había tenido una imaginación desbordante. Desde que era pequeña, había un fuerte vínculo con la naturaleza debido a los años que había pasado como boy scout. Comparaba los arboles con el ser humano, argumentando que el trato que reciben determina su belleza y fortaleza. Si eran tratados con los cuidados adecuados, serían hermosos, mientras que si eran maltratados, serían frágiles y débiles. Se dio cuenta de que la pintura era el medio para expresarse y que su imagen representativa sería un árbol. A partir de ahí comenzó a pintar y su mayor sueño era encontrar una manera de captar la esencia de las emociones humanas en una forma tangible. Para ella era una misión, una búsqueda constante de conocimiento. Empezó a estudiar arte, psicología y todo lo relacionado a la mente humana para poder tratar de entenderla. Se hacía preguntas constantemente, tratando de entender como se suceden las emociones y la forma en la que estas influyen en las personas. Poco a poco fue desgranando todos los conceptos, empezando a entender como funcionan la felicidad, la tristeza, la ira, el amor, entre muchas otras. Una noche, mientras estaba trabajando en uno de sus proyectos, vio una luz brillante. Se quedó mirando fijamente la luz y de repente entendió lo que estaba buscando. Esas imágenes estaban vivas, se expresaban coqueteando con ella, con formas y colores diferentes según las mirase de una forma o de otra. Para ella, el arte era además una forma de comunicar el alma humana. Ella quería plasmar en sus pinturas el vínculo entre lo visible y lo invisible y que llegase a hacer sentir si no lo mismo algo profundo que conmueva al espectador.   







Áurea


Áurea sentía una tristeza muy profunda, era un sentimiento que la iba embargando sin darse cuenta. Comenzó como una débil lluvia de otoño, de esa que crees que no te cala pero que al rato resbala por tu pelo y te empapa toda entera. Se notaba desganada y si podía evitar hablar con la gente o salir con ella lo agradecía. Se iba apartando de una sociedad en la que se sentía una extraña. Pasaba los días ensimismada en su mundo. Fue dejando atrás sus ganas de reír.  Ya no escuchaba la música que tiempos atrás la hacía bailar ni leía los libros que la transportaban a lugares mágicos llenos de aventuras. La despidieron de su trabajo porque ya no cumplía con las necesidades de la empresa y ella al contrario de lo que pudieran pensar otras personas, no le dolió en absoluto. Cayó sin remedio en un pozo sin fondo. 

Una noche en uno de sus cortos y sobresaltados sueños vio a su abuela. Se sentó a su lado en la cama. Comenzó a acariciarle el pelo como lo hacía cuando era pequeña. Áurea, mi niña, le susurró su abuela. Tu vida tiene un propósito que aún no has cumplido. Cada vez hay más personas desconectadas con la naturaleza. Tu sitio está allí. Naciste para relacionarte con ella. Para sentir su energía, su poder. Tu tristeza es fruto de tu separación con tus raíces y tu historia vital. Vuelve a tu lugar de origen y comienza a sentir la cohesión que existe entre vosotras. Cuando hayas recuperado tu ánimo y tus fuerzas, ayuda a los demás a reconectarse con la fuente primigenia de vida. Déjate llevar por tus instintos, todo está dentro de ti. No tengas miedo.

Áurea abrió sus ojos pero mantuvo en su mente aquellas palabras de su abuela durante las horas siguientes. 

Al día siguiente comenzó su catarsis. Se miró fijamente al espejo. Vio delante de sí a otra mujer. Los rasgos de su cara habían cambiado, también su mirada había cambiado. Su tristeza se volvió determinación. 

Áurea cambió su vida. Encontró el lugar donde debía estar y lo más importante, el porqué. Comenzó a descubrir los misterios de la naturaleza. Se sumergió en la magia de la vida. Abrazó su destino y dejó de abrazar la tristeza. Había encontrado el equilibrio entre su pasado y su futuro.



Maya


Maya era un mujer decidida y valiente. La vida le ponía una y otra vez retos que provocaban que nunca se sintiera despreocupada por lo que le ocurría tanto a ella como a la gente que la rodeaba. Mantenía conversaciones con ella misma preguntándose y dando respuesta a sus incontables preguntas. No porque se metía en un bucle si no porque era de mente inquieta y cuestionarse las cosas la hacía sentirse más viva.

Si surgía un problema lo diseccionaba en partes para llegar al núcleo, a la esencia. Porque sabía que al entender el problema la solución vendría rodada. 

Era una persona íntegra, sincera y leal. No dudaba en ofrecer su ayuda si era necesaria. La gente le apreciaba porque sabían que podían contar con ella. Siempre estaba dispuesta a escuchar y a ayudar, a compartir sus opiniones y a encontrar soluciones.  Maya era una persona autodidacta. Se sentía muy orgullosa de los conocimientos que había adquirido a lo largo de su vida. Sabía que nada le iba a venir regalado y que debía luchar por lo que deseaba. Esto la hacía aún más valiente y decidida.  Maya era una persona muy espiritual. Estaba en constante búsqueda de conocimiento, de respuestas. Estaba abierta al aprendizaje y a la reflexión. Esto la llevaba a un estado de conciencia elevado que le permitía conectar con su interior y con el mundo que la rodeaba.  Maya creía firmemente en la importancia de vivir con propósito y en el poder de la manifestación. Creía que era importante disfrutar cada momento de la vida, así como también creía en la necesidad de darlo todo, de hacer lo máximo para alcanzar sus sueños. Era una mujer con una mente abierta y un gran corazón.

Su frase favorita era.

Hasta por el ojo de una aguja puede verse el cielo...





Carácter


Olga nació diferente. Tenía una especial sensibilidad porque podía comunicarse con los arboles. Le susurraba sus emociones.

Le gustaba pasar mucho tiempo fuera, sentada bajo sus ramas apoyada sobre su tronco, escuchando sus susurros y contándoles sus historias. Los árboles le transmitían una energía especial que le ayudaba a sentirse más tranquila y a conectar con su lado más sensible. Ella veía en los árboles una amistad eterna, una que no juzga ni critica, ni exige nada a cambio. Eran su confesor, su refugio, su lugar de descanso.

La escuchaban y respondían con sus ramas balanceándose e invitándola a entrar en su mundo. Olga podía sentir los múltiples matices de sus sentimientos mientras ellos le transmitían tranquilidad y apoyo. A veces, el canto de los pájaros le ayudaba a comprender la profundidad de la conexión entre los seres vivos.  Olga utilizó este vínculo con la naturaleza para encontrar su propósito en la vida. Esta conexión con los elementos la ayudó a abrazar su diferencia y sentirse conectada a un mundo más grande.



Ella


Ella era una mujer misteriosa, con cabellos largos y ojos marrones, un espíritu libre y una conexión profunda con la naturaleza. Siempre estaba en busca de aventuras, de la magia de la vida y de la belleza de la tierra. A menudo se encontraba caminando por los bosques, admirando la vida que los rodeaba. Un día, mientras caminaba por el bosque, vio un árbol con un tronco grueso y una copa grande. Se detuvo y se acercó a él. Se tomó un momento para observarlo, y luego extendió sus brazos y lo abrazó. Se quedó así durante un rato, sintiendo la energía y el calor de la vida que brotaba del árbol. En ese momento, ella supo que el árbol y ella estaban conectados. Sintió una profunda conexión con la tierra, como si estuviera abrazando la vida misma. Se quedó de pie ahí durante mucho tiempo, tratando

de absorber toda la energía y la magia de aquel momento. Al final, se separó del árbol con una sensación de profunda paz y conexión con la naturaleza. Después de ese día, siempre recordó este momento mágico y fue el punto de partida para su profunda conexión con la naturaleza. Ella creía que los árboles eran una parte importante de nuestro mundo y que abrazarlos nos ayudaba a recordar la conexión profunda que tenemos con la tierra.




Alma


Alma desde muy joven tuvo claro que cualquier cosa que hiciera tendría una repercusión en todo lo demás. Le gustaba la metafísica, y comenzó a estudiarla y practicarla cuando asistió a una charla sobre las leyes universales o los siete principios basados en las enseñanzas del maestro Hermes Trismegisto.   Estudió el poder de la palabra, el poder de la mente y el poder de la intención. Empezó a conectar consigo misma y con sus pensamientos, entendiendo que sus pensamientos y acciones influían directamente en su destino. Descubrió que la vida es un viaje de aprendizaje continuo y que siempre hay algo nuevo que descubrir. Esta comprensión le trajo una mayor compasión y amor por todos los seres vivos.  Aprendió a aceptar su realidad y aceptó el hecho de que todo lo que sucedía en su vida era en realidad una manifestación de ella misma.  Alma había encontrado un nuevo propósito en la vida, una nueva forma de ver el mundo y un nuevo sentido de conexión espiritual.Alma desde muy joven tuvo claro que cualquier cosa que hiciera tendría una repercusión en todo lo demás. Le gustaba la metafísica, y comenzó a estudiarla y practicarla cuando asistió a una charla sobre las leyes universales o los siete principios basados en las enseñanzas del maestro Hermes Trismegisto.   Estudió el poder de la palabra, el poder de la mente y el poder de la intención. Empezó a conectar consigo misma y con sus pensamientos, entendiendo que sus pensamientos y acciones influían directamente en su destino. Descubrió que la vida es un viaje de aprendizaje continuo y que siempre hay algo nuevo que descubrir. Esta comprensión le trajo una mayor compasión y amor por todos los seres vivos.  Aprendió a aceptar su realidad y aceptó el hecho de que todo lo que sucedía en su vida era en realidad una manifestación de ella misma.  Alma había encontrado un nuevo propósito en la vida, una nueva forma de ver el mundo y un nuevo sentido de conexión espiritual.Alma desde muy joven tuvo claro que cualquier cosa que hiciera tendría una repercusión en todo lo demás. Le gustaba la metafísica, y comenzó a estudiarla y practicarla cuando asistió a una charla sobre las leyes universales o los siete principios basados en las enseñanzas del maestro Hermes Trismegisto.   Estudió el poder de la palabra, el poder de la mente y el poder de la intención. Empezó a conectar consigo misma y con sus pensamientos, entendiendo que sus pensamientos y acciones influían directamente en su destino. Descubrió que la vida es un viaje de aprendizaje continuo y que siempre hay algo nuevo que descubrir. Esta comprensión le trajo una mayor compasión y amor por todos los seres vivos.  Aprendió a aceptar su realidad y aceptó el hecho de que todo lo que sucedía en su vida era en realidad una manifestación de ella misma.  Alma había encontrado un nuevo propósito en la vida, una nueva forma de ver el mundo y un nuevo sentido de conexión espiritual.




Motivación


Artemis se levantó de la cama con una determinación sin igual, el entusiasmo y motivación para alcanzar su meta eran su combustible. Comenzó su rutina con una sonrisa en su rostro, la energía que irradiaba era increíble. Se puso ese vestido naranja que le sentaba tan bien y se roció sutilmente con el perfume que tanto le gustaba. Estaba empoderada. Se sentía capaz de hacer cualquier cosa.

Durante el día, se mantuvo enfocada en su objetivo. La motivación, el entusiasmo y la determinación habían tomado el control ese día. En el camino a su lugar de trabajo, sintió una mezcla de emociones: felicidad, excitación, ansiedad y motivación. Sus pensamientos comenzaron a dar vueltas, se visualizó en el sitio y de la forma que soñaba. La antesala del logro estaba en sentirse capaz de obtenerlo. Lo supo, lo sintió y se vistió de él.

Algo le empujaba desde el fondo de su alma, algo que le decía que no era un día como los demás, que algo grande le esperaba. 




Esperanza


Esperanza es una mujer que sabe que quiere cambiar su vida, pero no sabe por dónde empezar. Así que comienza por informarse. Se inscribe en un curso sobre emprendimiento en su ciudad y comienza a aprender sobre cómo crear una empresa. También se inscribe en un curso de desarrollo personal para adquirir habilidades como la gestión del tiempo, la toma de decisiones y la resolución de problemas.  Con estas herramientas, Paola comienza a trabajar en su plan de cambio. Estudia más sobre los caminos para iniciar un negocio y descubre los pasos necesarios para hacerlo. Establece metas y formula estrategias para alcanzarlas. Además, hace contactos y busca oportunidades.  Paola también comienza a trabajar en su desarrollo personal. Se esfuerza por tener una actitud positiva, aprender de sus errores y valorar sus logros. Se compromete con el crecimiento personal y aprovecha cada oportunidad para mejorar.  Gracias a estas herramientas, Paola comienza a ver resultados. Siente que su vida está cambiando y que está tomando el control de su destino. Está motivada para seguir adelante y se siente preparada para hacer grandes cosas.



Mar


Mar era una mujer de mediana edad con una vida que parecía estar en punto muerto. Se sentía insatisfecha, sin pasión, y como si estuviera desperdiciando sus años sin rumbo. Un día, después de una profunda reflexión, decidió que necesitaba un cambio; un cambio que comenzaría con su autoconocimiento. Así que comenzó a investigar sus gustos y preferencias, sus miedos y deseos, sus sueños y aspiraciones. Como resultado de su exploración, Mar descubrió sus talentos y fortalezas, sus debilidades y áreas en las que necesitaba mejorar. Aprendió a desarrollar habilidades, a relacionarse mejor con los demás, y a valorarse a sí misma. A medida que pasaban los meses, Mar se iba transformando. Se volvió más consciente de su individualidad y de su propósito en la vida. Se sintió más satisfecha y empoderada, y comenzó a hacer las cosas que realmente le importaban. Comenzó a tomar decisiones con confianza, y su vida comenzó a dar un giro para mejor. Finalmente, había encontrado su propia identidad y estaba lista para comenzar una nueva vida. Había encontrado su propósito, y estaba más que preparada para aprovechar al máximo su tiempo.



Ana


Ana había establecido algunos objetivos para su vida. Quería ser exitosa y alcanzar sus metas, pero no sabía cómo empezar. Para ayudarla a conseguir sus objetivos, Mateo le comentó que la primera cosa que debía hacer era establecer metas realistas y alcanzables. Debía hacer un plan de acción y luego establecer un calendario para completar cada paso. Le sugirió que se rodeara de personas motivadoras y con experiencia que le ayudaran a alcanzar sus metas. Que buscara aprender y mejorar sus habilidades para tener una mayor probabilidad de éxito. Con cariño la invitó a que se tomara su tiempo y que no se desesperara, ya que la paciencia era clave para alcanzar sus objetivos. Si persistía, seguramente alcanzaría sus metas.  Ana llegó a cumplir sus objetivos, uno a uno. Comprendió y equiparó éstos como una escalera con peldaños. No podía llegar arriba de una vez, tenía que ir subiéndolos de uno en uno para alcanzar el final. También supo que en cada peldaño debía valorar los recursos con los que contaba para llegar a alcanzar el siguiente escalón. Fue toda una aventura que disfrutó, llena de aprendizajes para ella.  Se decía a sí misma: "Ahora yo marco el rumbo de mi vida".



Fortaleza


Carla era tremendamente distraída. Vivía con prisa durante el día y durante la noche las horas en la cama se le hacían interminables. Dormía, sí, pero poco. El ritmo de vida durante el día y la falta de descanso durante la noche aumentaban sus despistes. Se lamentaba de su poca y corta memoria. Si le presentaban a alguien al poco se le había olvidado el nombre. Si leía el nombre de alguna calle al salir de ella ya se le había desvanecido. Su falta de memoria, según Carla, era la responsable de la mayoría de sus fracasos personales y profesionales.   Una noche, en uno de esos sueños breves que tenía, vio a un bello árbol. La curiosidad por descubrir sus brillantes colores y sus originales formas hizo que se acercara a él. Cuando estuvo cerca escuchó una voz. Era el árbol el que le hablaba.   "Siéntate a mi lado", le dijo amorosamente.  Carla comprendió que cada segundo de la vida que se vive ya no vuelve. Sabía que vivía con impaciencia durante el día y creía que las horas de sueño eran horas perdidas. Vivir con tanta premura solo la llevaba al desconcierto y a la confusión.   Se dio cuenta de que debía darse tiempo para la observación. Ser observador le ayudaría a tomar mejores decisiones, a leer entre líneas, a calcular riesgos, a entender mejor los pensamientos y emociones de los demás. A descubrir alternativas que no había visto antes, a comprender cómo funciona el mundo, a aprovechar mejor sus recursos. Ser observador en la vida le ayudaría a estar más alerta, a ser más consciente de su entorno y a aumentar su conciencia. Le daría la oportunidad de ver y entender mejor los patrones de comportamiento y los procesos mentales en los que se encontraba, lo que le ayudaría a tomar mejores decisiones. Además, le ayudaría a mejorar sus habilidades de comunicación, aumentar su sabiduría y comprensión, y mejorar su capacidad de adaptación.





La Observación


Desde el momento en que nacimos, comenzamos a procesar información a través de nuestros sentidos, principalmente nuestros ojos, que son una herramienta invaluable para la percepción del mundo que nos rodea. Pero, ¿alguna vez has considerado la belleza de simplemente observar lo que está frente a nosotros?


La observación es algo que todos hacemos en nuestro día a día, ya sea conscientemente o no. Sin embargo, la observación consciente y deliberada puede tener un impacto significativo en nuestra vida diaria y en nuestra capacidad para vivir plenamente.


Al observar algo con atención, nos damos la oportunidad de notar detalles que de otra manera pasarían desapercibidos. En lugar de pasar por la vida sin prestar atención a nuestro alrededor, al centrarnos en la observación, nos encontramos rodeados de belleza que anteriormente ni siquiera habíamos notado. Notar la belleza en lo común y lo cotidiano nos permite apreciar cada momento de nuestra vida en una forma más profunda.


La observación también nos ayuda a vivir más plenamente al permitirnos conectarnos con el mundo que nos rodea de una manera más íntima. Al prestar atención a los detalles más sutiles, comenzamos a sentirnos más conectados con nuestro mundo y con las personas que lo habitan. Sentirnos conectados nos lleva a una vida más satisfactoria y nos hace sentir más presentes en el momento.


En última instancia, la belleza de la observación es que nos permite vivir en el presente y disfrutar del momento presente. En lugar de preocuparnos por el futuro o lamentarnos por el pasado, la observación nos permite estar realmente presentes en el momento. Nos permite saborear cada momento y apreciar la belleza en todo lo que nos rodea.


Con todo, la belleza de la observación es tan simple como mirar a tu alrededor y ver la belleza que siempre ha estado ahí. Al observar con atención y deliberación, encontramos una vida más plena y satisfactoria, una vida en la que estamos conscientes del mundo que nos rodea y de nuestro lugar en él.





Efímera


María necesitaba un cambio en su vida. Agobiada por sus cosas del día a día se iba sumiendo en un estado de tristeza sin darse cuenta. Estaba apática, desanimada y con pocas o ningunas ganas de tomar decisiones. Se dejaba llevar sin más por no poner más presión a su estado emocional. Cuando paraba, era consciente de todo lo que sentía: un torrente de emociones y sentimientos la conmovían, pero no se sentía capaz de hacerles frente. Esta situación la llevó a apartarse de su gente más cercana y de sus amigos. En el trabajo era una autómata sin más. Dejó de aportar y de ser parte del equipo.  Una mañana, frente al espejo, se preguntó: ¿Quién eres, María? Ya no se reconocía. Primero sintió pena, después rabia, después miedo. Por último, la invadió una enorme compasión. Supo en ese instante el porqué de su agonía: era presa de una vida que ella no quería, y su inmovilización la había llevado a ese estado.  María era inteligente, sabía que para salir de ahí no bastaban las buenas intenciones. Se propuso en ese momento marcarse un propósito: salir del pozo donde había caído. Se decía a sí misma que las cosas no cambiarían de un día para otro, pero que podía ir haciendo pequeños cambios o dar un giro de ciento ochenta grados, poniendo patas arriba todo.  Decidió hacer una lista de prioridades: dejarlo escrito le ayudó mucho. Comenzó por lo más urgente e importante, y se centró en esto. Era consciente de que no sería fácil, pero ahora tenía una meta en su vida, y esto le dio el valor que necesitaba para conseguirlo.



Encuentro



Mario estaba estresado y cansado. Quería encontrar una manera de relajarse y encontrar la paz interior. Así que decidió intentar la meditación consciente.  Se sentó cómodamente en su habitación y cerró los ojos. Inspiró y expiró profundamente varias veces. Se concentró en su respiración y notó cómo su cuerpo se iba relajando.  Luego, Mario comenzó a prestar atención a sus pensamientos. Se dio cuenta de que sus pensamientos no eran más que una serie de imágenes y palabras que pasaban por su mente. Él no necesitaba seguirlas; sólo tenía que observarlas. Cuando se sentía más relajado, comenzó a dejar que sus pensamientos se desvanecieran. Él los miraba desaparecer uno a uno y, eventualmente, se dio cuenta de que su mente estaba en silencio. Se sintió calmo y relajado.  Experimentó una profunda paz y tranquilidad que no había sentido antes. Después de un rato, sintió una energía positiva que fluía por su cuerpo. Estaba más enfocado y sabía exactamente lo que tenía que hacer.  Mario ya sabía qué hacer cuando se sentía agobiado o estresado: respirar acompasada y relajadamente. Observaba sus pensamientos como quien observa el paso del agua por un río.



Aceptación


Había una vez un maestro estoico llamado Zenón de Citio que enseñaba a sus alumnos el valor de la moderación y la autodisciplina. El maestro enseñaba a sus alumnos que el éxito no se trataba de la acumulación de posesiones materiales, sino de alcanzar un estado de calma y armonía interior. Un día, el maestro se reunió con sus alumnos para contarles una historia. Les dijo: "Imaginad que una vez un hombre tuvo la oportunidad de elegir entre dos caminos. Un camino era fácil y cómodo, pero el otro era difícil y desafiante. El hombre eligió el camino difícil. Durante el viaje, el hombre encontró muchos obstáculos y dificultades. Estaba cansado y sediento, pero se negó a rendirse. Finalmente, llegó a la cima y descubrió una preciosa fuente de agua. El agua era deliciosa y refrescante. El hombre se sentó junto a la fuente, se bebió toda el agua y luego se durmió. Cuando el hombre se despertó, se encontró rodeado de todos los tesoros y riquezas del mundo. Estaba lleno de alegría y gratitud por haberse atrevido a tomar el camino difícil. El maestro dijo a sus alumnos: "Esta historia os enseña que el éxito no está en los tesoros del mundo, sino en la paciencia y el coraje para afrontar los desafíos de la vida".



Discernimiento


Una vez había un hermoso árbol en un bosque que tenía una vida muy feliz. El árbol estaba rodeado de amigos; ardillas, pájaros, conejos, y otros animales que todos los días pasaban por debajo de él. Un día, el árbol vio llegar a una joven ardilla que estaba muy triste. El árbol le preguntó qué le pasaba, y la ardilla le contó que había perdido a su mejor amigo y que no sabía cómo seguir sin él. El árbol se conmovió con la triste historia de la ardilla, y decidió ayudarla. Le dio consuelo y amor, y le enseñó que el amor es como una energía que siempre está ahí, incluso cuando la persona que amamos ya no está. La ardilla aprendió mucho de aquel árbol y descubrió que aunque su amigo había partido, el amor que habían compartido siempre estaría presente en su corazón. Desde entonces, el árbol y la ardilla se hicieron buenos amigos, y todos los días pasaban tiempo juntos. El árbol le enseñó a la ardilla que el amor no conoce fronteras, y que siempre hay que esperar lo mejor de los demás. Y así es como el árbol y la ardilla se hicieron amigos para toda la vida, recordando siempre la lección de amor que el árbol le había enseñado.



Superación


Había una vez una mujer llamada Sofía, quien desde joven tuvo que enfrentarse a muchas dificultades. Vivió toda su vida en un barrio pobre, con padres que apenas podían mantener a su familia. Sofía no tuvo una educación formal, ya que sus padres no podían costearlo, y tuvo que empezar a trabajar a temprana edad para ayudar en casa.


A pesar de todo esto, Sofía tenía un sueño: convertirse en una exitosa empresaria. Ella admiraba a todas esas personas que habían comenzado desde cero y habían logrado construir grandes compañías. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para alcanzar su meta.


Sofía comenzó trabajando en una pequeña tienda local, donde aprendió todo sobre ventas y administración. Con el tiempo, comenzó a ahorrar dinero y consiguió financiamiento para abrir su propio negocio. No fue fácil, pero finalmente logró establecer una pequeña tienda de accesorios de moda en su barrio.


Pero Sofía no se conformó con eso. Quería más. Quería que su tienda se convirtiera en una cadena a nivel nacional. Así que, utilizando todo lo que había aprendido y haciendo sacrificios, trabajó día y noche para lograr su sueño.


Finalmente, después de años de esfuerzos y perseverancia, Sofía logró lo que tanto había deseado. Su pequeña tienda se había convertido en una cadena de tiendas de accesorios de moda a nivel nacional. Había superado todas las dificultades y había construido su propio imperio, siguiendo su sueño contra viento y marea.


Sofía se había superado a sí misma, y estaba orgullosa de la mujer en la que se había convertido. Había demostrado que cualquier cosa es posible si te lo propones, con perseverancia, esfuerzo y determinación. Y ese fue su más grande logro.




Logro


Había una vez una niña llamada Ciara. Ella era muy empática y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Un día, fue a la escuela y notó que uno de sus compañeros de clase no estaba de buen humor. Ciara notó que algo andaba mal y decidió acercarse a él. Ella le preguntó si estaba bien, y él se abrió y le contó que estaba pasando por una situación difícil en casa. Ciara le escuchó con atención y le dijo palabras de aliento. Le dijo que no estaba solo y que ella siempre estaba allí para él. Al final del día, el niño estaba mucho más feliz. Había logrado una gran diferencia con su empatía. Esta historia nos enseña la importancia de ser empáticos con los demás. Si podemos prestar atención a los sentimientos de los demás, incluso un pequeño gesto de compasión puede cambiar el día de alguien.



Experiencias


Había una vez una joven llamada Sofía que siempre había soñado con viajar por el mundo. Ella había oído hablar de la belleza de los paisajes, la diversidad de culturas. Un día, con la ayuda de sus padres, Sofía finalmente pudo cumplir su sueño; la aventura de ver cosas nuevas. Ella emprendió un viaje de seis meses alrededor del mundo, visitando lugares exóticos y fascinantes. Durante su viaje, Sofía experimentó una gran cantidad de cosas que nunca antes había imaginado. Desde ver los colores y la vida de la India hasta nadar con ballenas en México. Cada nueva experiencia la llenaba de asombro y alegría. Cuando finalmente regresó a casa, Sofía se sentía una persona completamente diferente. Había vivido experiencias que la habían hecho crecer como persona, desarrollar su creatividad y abrirle la mente. Ahora, ella sabe que cada viaje es una oportunidad para descubrir algo nuevo y maravilloso, y que, aunque el viaje haya terminado, las experiencias que obtuvo se quedarán con ella para siempre.



Plenitud


Un joven llamado Leo vivía con su madre en un pequeño pueblo. Su madre era una mujer muy trabajadora y amorosa, pero a veces ella estaba tan cansada de trabajar que no podía darle a Leo la atención que él necesitaba. Un día, Leo decidió salir a caminar para desahogarse. Mientras caminaba por el bosque, encontró una pequeña cueva. Entró y encontró a una vieja bruja sentada allí. Ella lo miró con una mirada malvada y le dijo: "¿Qué haces aquí, joven?" Leo estaba tan asustado que no pudo decir una palabra. La bruja le explicó que ella podía darle un regalo especial si él le prometía hacer algo a cambio. Leo aceptó, y la bruja le dio una pequeña bolsa. Cuando Leo abrió la bolsa, se encontró con una piedra brillante. Cuando llegó a casa, Leo se dio cuenta de que la piedra era una piedra de la rabia. Esta piedra le permitía canalizar toda su rabia, frustración y enojo y convertirlo en una fuerza positiva. Leo se volvió una persona mucho más fuerte y decidida, y su madre notó la diferencia. A partir de ese día, Leo usó su rabia para luchar por sus metas y alcanzar sus sueños. La moraleja de esta historia es que la rabia puede ser una fuerza positiva si se canaliza de la forma correcta.



Conocimiento


Había una vez una niña llamada Clara. Era una chica creativa y curiosa, pero también estaba muy insegura. Un día, mientras estaba leyendo en la biblioteca de su escuela, algo despertó en ella. Se dio cuenta de que no era solo una parte de una masa, sino que era un individuo único que tenía el derecho de ser escuchado y respetado. Como una planta que ha sido regada por la lluvia, la conciencia de Clara comenzó a despertar. Empezó a ver el mundo con una nueva perspectiva. Comenzó a entender la importancia de la libertad y la responsabilidad personal. A medida que su conciencia se desarrollaba, Clara también descubrió que su propia vida estaba en sus manos. Se dio cuenta de que era responsable de sus propios actos y decisiones. Esto la ayudó a desarrollar un sentido de confianza en sí misma y su capacidad para tomar decisiones. Con el tiempo, Clara también comenzó a ver el mundo con una perspectiva más amplia. Se dio cuenta de que existían personas y situaciones diferentes a las suyas y que debía respetarlas y entenderlas. Esto le permitió comenzar a construir una red de amigos y relaciones que la ayudaron a crecer como persona. Finalmente, el despertar de su conciencia le permitió a Clara ver el mundo de una manera mucho más profunda e inclusiva. Su vida se llenó de comprensión y empatía, lo que le permitió alcanzar un profundo nivel de satisfacción interior.



Efímero 


Había una vez un hombre llamado Dari que vivía una vida apacible en un pequeño pueblo de la campiña. Añoraba los días cuando todavía era joven y lleno de energía y aventuras. Un día, Dari salió a pasear por la colina cercana y se encontró con un viejo sabio. El sabio le dijo: "La vida es efímera. El tiempo no se detiene, así que aprovecha cada día para vivirlo al máximo". Dari asintió, pero estaba confundido. ¿Cómo podía vivir la vida al máximo si el tiempo se escapaba entre sus dedos? El sabio le respondió: "Debes aprovechar tu tiempo para hacer lo que te haga feliz. Vive sin miedo y sin remordimientos. Haz lo que te gusta y disfruta cada momento con los que te rodean. Cuando te sientas cansado, descansa. Cuando te sientas triste, date tiempo para recuperarte. La tristeza no es tu enemiga, al contrario, te prepara para que puedas volver a relacionarte sanamente. Cuando te sientas solo, recuerda que siempre hay alguien que te quiere". Dari tomó estas palabras en serio y comenzó a vivir su vida de la mejor manera que sabía. Se rodeó de gente que lo amaba y se dedicó a hacer cosas que lo llenaban de alegría. Vivió cada momento como si fuera el último. Al final, Dari descubrió que la vida era una aventura hermosa si se vivía en plenitud. Y aunque el tiempo se nos escapa entre los dedos, siempre hay tiempo para hacer lo que nos llena de felicidad.



Luz de Conocimiento


La vida de Rebeca había sido difícil. Había pasado años en una relación tóxica, sintiéndose sola y sin dirección. Se sentía desesperada y atrapada en una rutina sin sentido. Un día, cansada de tanto dolor y soledad, decidió salir de su zona de confort. Comenzó a viajar por el mundo, explorando nuevos países y culturas. Mientras descubría nuevos lugares, también descubrió nuevas formas de pensar y de vivir. Conforme su viaje fue progresando, también fue descubriendo una vida que no había conocido antes. Se dio cuenta de la belleza de la vida y del amor que hay en el mundo. Se volvió más consciente de las cosas que antes pasaba por alto, como el sol que se asomaba por la mañana, los árboles que se balanceaban con la brisa y el canto de los pájaros. Aprendió a disfrutar de la compañía de la gente, descubriendo los límites de su corazón y sintiendo la paz que solo el amor a uno mismo puede brindar. Volvió a casa con una nueva perspectiva, con los ojos abiertos para el amor y la vida. Ahora, cada día era un regalo, y Rebeca estaba lista para vivirlo al máximo.



Instante


Había una vez un gran árbol morado, cuya raíz poderosa se extendía profundamente hacia el corazón de la tierra. La luna brillaba a través de sus ramas, creando una belleza extraordinaria. El árbol era muy especial, ya que sus ramas se movían con la brisa de la noche. Un día, una niña llamada Helena se acercó al árbol. Estaba fascinada por la belleza del árbol y por la magia de la luna. Se quedó un rato mirando el árbol en silencio, disfrutando de la paz y la tranquilidad que se sentía alrededor. De repente, una luz brillante salió del árbol y cubrió todo a su alrededor. Todos los animales y plantas que estaban allí se pararon para observar. Helena estaba fascinada por la luz y se acercó para ver de qué se trataba. La luz se acercó a ella y se transformó en una luz cálida y suave que la envolvía por completo. En ese momento, Helena sintió como si la luna la estuviera abrazando. La luz la llenó de emociones positivas y le hizo sentirse feliz. Se quedó allí por un largo rato, disfrutando de la magia y la belleza de la luna y el árbol morado. Cuando la luna se fue, Helena regresó a su casa con una sonrisa en el rostro. Desde entonces, la niña no pudo olvidar el hermoso momento que compartió con la luna y el árbol morado. Cada vez que veía la luna, recordaba el momento y sentía una alegría inmensa. 

Las pequeñas cosas son las que más nos llenan.




Senda


Había una vez una joven que descubrió el arte de vivir cada momento de su vida de forma plena. Ella solía pasar mucho tiempo meditando, reflexionando y observando el mundo a su alrededor. Esto le permitió ver el mundo con una perspectiva diferente, y descubrió la belleza y la magia en cada momento. Aprendió a disfrutar cada instante, a ver cada detalle y a apreciar todas las pequeñas oportunidades de la vida. Se dio cuenta de que cada minuto, cada segundo contenía una oportunidad para crecer, aprender y conectar. Y comenzó a ver la vida como una aventura maravillosa, llena de instantes preciosos. Cada mañana, se levantaba con una sonrisa y una actitud de gratitud por todo lo que tenía. Se daba cuenta de que cada día era un regalo, y que no debía desperdiciar un solo segundo. Cuando comenzaron a surgir desafíos en su vida, aprendió a verlos como oportunidades para crecer. En lugar de sentirse derrotada por los problemas, los abrazó como una oportunidad para aprender algo nuevo. Esta actitud la ayudó a desarrollar una fuerza interior para superar cualquier obstáculo. Cada vez que recordaba lo precioso que era el momento presente, se sentía llena de energía y entusiasmo. Esta energía la llevó a realizar sus sueños, a vivir una vida llena de propósito y a convertirse en la mejor versión de sí misma. Esta joven había descubierto el poder de vivir cada momento de forma plena. Y desde entonces, ha compartido su sabiduría con otros.

Láminas

Las láminas están disponobles en dos formatos.

A3 y A5 (aproximandamente).

Las grandes cuestan 17,95€ y las pequeñas 4,95 €.


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